Guiados por los valores de nuestra familia fundadora, desde Porticus apoyamos a la gran familia de la Iglesia Católica. Entendemos a la Iglesia como una fuerza para hacer el bien en el mundo.

Cada día nos esforzamos por conseguir una Iglesia que promueva la dignidad humana, que defienda una sociedad justa y sostenible, que luche contra la pobreza, el cambio climático, el trato inhumano hacia las personas que migran y están excluidas, y que represente a las personas que viven en los márgenes de nuestra sociedad. 

Para que la Iglesia sea una fuerza para el bien, ¿cómo no poner a los niños en el centro y cuidarlos? Para ello es necesario prevenir cualquier tipo de violencia hacia los niños, garantizar sus derechos, promover su participación, asumir la responsabilidad de protegerlos y responder eficazmente si se produce algún daño. Estamos caminando hacia la creación de una cultura del cuidado y el buen trato. Además, animamos a la Iglesia Católica y a otras organizaciones que están al servicio de los niños a convertirse en los líderes en la prevención de los abusos, ayudándoles a tratar los casos de forma compasiva y holística cuando se produzcan, reconociendo y reparando el daño causado a las víctimas.

Desde Porticus Iberia, partiendo del trabajo que venimos desarrollando desde 2017 en materia de protección infantil organizacional, estamos promoviendo en España y Portugal el Programa “H3: Transformar las cabezas (heads), las manos (hands) y corazones (hearts)” para desarrollar una cultura de protección y cuidado en organizaciones católicas que trabajan con niños en España y Portugal. 

El Programa H3 promueve un cambio de cultura en tres dimensiones interconectadas: la cabeza, el corazón y las manos. El trabajo en cada uno de estos niveles es un requisito fundamental para el cambio.

(concienciación y comprensión): La Iglesia debe estar convencida de que existe un problema y de que debe encontrar una solución. Así, se apoyan proyectos que tengan como objetivo aumentar el conocimiento sobre las causas de abuso y evalúen soluciones puestas en marcha, lo compartan y lo pongan en práctica. 

 (reconocimiento y compromiso): Es necesaria una conversión profunda del corazón, situando a los niños/víctimas en el centro, teniendo compasión, abordando los abusos del pasado y ofreciendo oportunidades de curación a los supervivientes. 

 (capacidad, habilidades y apoyo): Es fundamental secundar iniciativas que empoderen y capaciten a los líderes para promover un cambio real dentro de sus organizaciones. También es necesario fomentar centros especializados en protección infantil que cuenten con las herramientas necesarias para apoyar a las organizaciones y a sus líderes a superar los retos que supone implementar sistemas de protección y buen trato.

Con todo, queremos impulsar una masa crítica de organizaciones y personas que hayan interiorizado la protección y cultura del buen trato, y promuevan su adopción. Personas y organizaciones que han cambiado su manera de ser y hacer, hacia el respeto pleno de los derechos de las personas en situaciones de vulnerabilidad, en especial de los niños y adolescentes, acompañándolos y contribuyendo así a su mayor bienestar, empoderamiento y por ende al pleno desarrollo de su potencial.

Escuelas Católicas con el proyecto Shamar – Escuelas de Cuidado pertenece a la red de entidades que forman parte del Programa H3 y contribuye a este cambio de cultura. El proyecto busca generar una cultura del cuidado en las escuelas, acompañándolas y dando una respuesta eficaz mediante la generación de un clima de confianza y escucha, y el establecimiento de políticas, procesos, normas y estructuras de protección sólidas y compartidas.

Cuidar, educar, proteger y acompañar se convierten en un imperativo para todas las escuelas, especialmente para las de ideario católico. Esta es una labor que tenemos que afrontar juntos.

 

 

       IRENE SALGADO

Programme Manager, Porticus Iberia

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