Siempre ha habido quienes han hablado y escrito sobre la importancia de la participación de la comunidad educativa, mucho antes que se creara el proyecto de transformación de escuelas en Comunidades de Aprendizaje (CdA). Sin embargo, es este proyecto, creado en 1978, el que ha sido pionero tanto en la implementación de las actuaciones prácticas que mejor fomentan esa participación, como y en la presentación de evidencias científicas sobre las modalidades de participación de la comunidad que generan mayores mejoras de resultados del alumnado, en todo tipo de contextos. Este proyecto ya se ha llevado a cabo en miles de escuelas de países de los cinco continentes y de todo tipo: de los más bajos y de los más altos niveles socioeconómicos, rurales y urbanas, laicas y religiosas, de titularidad pública y de titularidad privada, con los mayores y los menores porcentajes de familias migrantes.
La literatura científica ha mostrado un gran consenso en los beneficios que tiene la participación de la comunidad en los resultados educativos del alumnado (Harris & Goodall, 2008; Soler et al., 2019; Webster-Stratton et al., 2008). Las mejoras de resultados se logran en los aprendizajes instrumentales de todas las materias, en los valores, las emociones y los sentimientos (de Botton et al., 2014; Gómez-González et al., 2022; Rodriguez-Oramas et al., 2022; Serradell et al., 2020; Webster-Stratton et al., 2008).
Hay muchas clasificaciones del tipo de participación de la comunidad educativa según muy diversos criterios. La actual investigación científica y los actuales organismos internacionales exigen que se priorice el derecho a la educación y, por tanto, la clasificación realizada según el criterio de menor o mayor mejora de los resultados educativos. Las evidencias son la base de la clasificación en cinco tipos que aquí explicamos siguiendo el orden de su logro, de menores a mayores mejoras de resultados. Por esa razón, el proyecto CdA promociona la quinta modalidad.
INFORMATIVA: Su enfoque se centra en que las familias tengan información de lo que se hace en las escuelas. Las evidencias científicas han demostrado que con esta participación, que en mayor o menor medida realizan casi todas las escuelas del mundo, ya se logra una mejora que no existe cuando no se realiza esa información. Con frecuencia, esta información se transmite por parte del centro tanto en forma on line como en reuniones a las que se convoca a familiares de un solo aula, actividad, curso o de toda la escuela. A veces, se coordina esa información con la asociación de familiares, actividad que ya genera un positivo avance en el diálogo de la comunidad y en la mejora de los resultados.
CONSULTIVA: Además de incluir la participación informativa, en la modalidad consultiva también se consultan algunas decisiones a las familias y a veces también a la comunidad. Aunque la comunidad no tome decisiones, la propia consulta ya genera un mayor diálogo que también repercute en mejoras de resultados.
DECISORIA: Hay muchos países que ya han incluido en sus legislaciones los ámbitos y los órganos en los que las familias participan en la toma de decisiones de la escuela. Además, hay un número creciente de escuelas que amplían esos ámbitos y/o esos órganos. Las dinámicas internas del centro son muy diversas al respecto, algunas promocionan esa participación decisoria y otras intentan reducirla al máximo. En todo caso, la participación decisoria genera mayores mejoras de resultados que la consultiva y la formativa.
EVALUATIVA: Hay legislaciones de algunos países que han incluido a las familias en las decisiones de las evaluaciones de sus hijas o hijos y/o en las evaluaciones de la escuela. Cuando esta participación se realiza siguiendo las evidencias científicas de impacto social al respecto, genera una importante mejora de resultados del alumnado. Sin embargo, cuando no se hace siguiendo esas evidencias, genera importantes problemas y empeoramiento de resultados.
EDUCATIVA: La comunidad participa en las actividades de aprendizaje del alumnado. En este caso, es todavía más importante seguir estrictamente las evidencias científicas de impacto social al respecto, con la misma exactitud que también hay en el contenido de las vacunas que nos ponemos contra la Covid-19. La participación educativa es la que genera mayores mejoras de resultados siempre que no se deformen con la disculpa de adaptarlas al contexto concreto o las preferencias del profesorado. Como toda la comunidad educativa participa, esta modalidad da mucha importancia a la realización efectiva del Derecho Humano N.º 27 que establece que toda persona tiene derecho a “participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. Esto significa que no sólo el alumnado y el profesorado tienen derecho a recibir las evidencias científicas, sino también las abuelas, los padres, las madres, los primos, los monitores del comedor, las vecinas… lo tienen, independientemente de su nivel socioeconómico o de estudios.
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La investigación y la literatura científica han clarificado que las Actuaciones Educativas de Éxito (AEE) son las que logran las mayores mejoras de resultados en todas las dimensiones de la educación y en todo tipo de contextos. La participación educativa se concreta en diversas formas en cada una de las diferentes AEE, tal como exponemos a continuación.
Esta AEE es la forma de organización del aula que logra las mayores mejoras de los resultados, mucho más que cualquier otra organización. Se divide al alumnado de un aula en grupos heterogéneos y el docente se deja ayudar por una persona adulta, habitualmente familiar, en cada uno de esos grupos para que dinamice el aprendizaje de igual a igual entre alumnado diverso.
La transformación de un aula, desde cualquier otra forma de organización anteriormente empleada, a grupos interactivos multiplica por cuatro las mejoras de resultados en las diferentes dimensiones educativas. Mejora los aprendizajes instrumentales en todas las materias. Quienes acumulaban mayores retrasos aceleran su aprendizaje de las matemáticas o la música gracias a su diálogo continuo con quien tenía más adelanto. Quienes ya sabían más, aceleran muchísimo su aprendizaje y su inteligencia académica dialogando y esforzándose para lograr que entiendan la tarea y la realicen quienes tenían más dificultades. También mejoran los valores, las emociones y los sentimientos. Por ello podemos afirmar que en estos tres ámbitos el alumnado no aprende tanto de lo que decimos, sino de lo que hacemos. Por lo tanto, no educan mejor en valores, emociones y sentimientos las escuelas que tienen muchos talleres de educación ética, emocional o sentimental mientras no transformen el resto de tiempos y espacios educativos. Educan mejor en esos ámbitos quienes transforman toda la escuela. En grupos interactivos el alumnado diverso se está ayudando en todo momento, están practicando valores. En los grupos interactivos todo el alumnado se levanta por la mañana sabiendo que va a recibir una excelente acogida por parte de sus iguales.
El voluntariado que dinamiza cada grupo no siempre forma parte de las familias del alumnado, pero sí es lo más frecuente. Es el equipo directivo de la escuela, habitualmente a propuesta de la comisión que ha creado para esta finalidad, el que decide quiénes pueden entrar en un aula y qué formación previa hay que proporcionarles. Esa formación no se centra en el currículum, sino en su función de dinamizar. Se deja claro que el aula es conducida por la persona responsable y por tanto docente, las demás tienen que hacer lo que les diga y solo terminada la sesión pueden expresar si tienen algún desacuerdo en el funcionamiento. Su función consiste solo en dinamizar, si un niño del grupo no sabe hacer una tarea, tiene que animar a una niña del grupo a explicársela, lo que tiene que hacer la persona voluntaria es dinamizar, no hace falta ni que sepa el contenido curricular que se está trabajando. La participación de familiares en estas dinamizaciones proporciona unas mejoras extraordinarias al transformar no solo las aulas, sino también sus domicilios, y, a través de las interacciones, los domicilios de quienes no pueden o no quieren dedicarse a esa actividad.
De todos los programas de mejora de la convivencia que hay en las escuelas de Europa, solo de 12 hay evidencias de que mejoran esa convivencia. La mayoría de programas no la mejoran y muchos tienen el efecto contrario a lo que pretenden, la empeoran. Ese es el resultado presentado por el informe para cuya elaboración seleccionó y contrató la Comisión Europea un equipo que dirigí y del que formaron parte dos excelentísimas investigadoras como Lídia Puigvert y Sandra Racionero (Flecha et al., 2023).
El club de valientes violencia 0 forma parte del modelo dialógico de convivencia y es la actuación de éxito que más rápido y con más calidad humana consigue mejorar la convivencia en las escuelas. Si en un centro educativo hay 1000 estudiantes, es suficiente que seis u ocho quieran iniciar el club. El equipo directivo preside la explicación que sus miembros hacen a las familias y al alumnado de cuál va a ser su tarea: hacer de escudo ante cualquier potencial agresión a cualquier persona tanto presencialmente como online.
El alumnado es el primero que ve el riesgo de que se haga bullying. Cuando hay riesgo de que una niña sufra bullying o cualquier tipo de agresión, lo sabe mucho antes que el profesorado o las familias. Incluso, en la mayoría de casos, las familias y el profesorado no llegan a enterarse de lo que ha pasado. El alumnado no solo lo sabe antes, sino que lo sabe mucho mejor, con mucho más detalle. Resulta casi sorprendente que muchos modelos de convivencia se basen en expertos o en profesionales que parece que tienen que ser a quienes les llegue la información y también quienes actúen. El modelo dialógico de convivencia y el club de valientes violencia 0, por el contrario, se basa en las personas que realmente conocen los casos: el propio alumnado. Además, es también el que puede intervenir incluso antes de que lo sepan las familias y profesionales. Precisamente, quienes son personas expertas en convivencia logran mejorarla si, en lugar de intervenir ellas sustituyendo a quienes mejor lo hacen, realizan su tarea, que es promover la intervención de toda la comunidad. Eso es lo que, a veces, se llama bystander intervención y, con frecuencia, se traduce en español por “Fuenteovejuna, todos a una”.
Al ofrecerse con apoyo institucional a hacer de escudo, pronto comienzan a llegar algunos casos a conocimiento del club, que actúa rápidamente haciendo de escudo o de “cortina mágica”, como lo llaman en algunos casos, al agresor o al potencial agresor. Van allí y, sin ningún tipo de violencia, de insultos ni de agresividad, le dicen: “Mira, se acabó, no lo vas a volver a hacer”. Si no lo ha hecho todavía, le dicen: “No lo vas a hacer porque aquí estamos para impedirlo. O sea, que tengas muy claro que tienes que cambiar. Si no cambias nos vas a tener enfrente y te va a salir muy mal, muy mal, cualquier intento de hacérselo pasar mal a otro compañero o compañera”.
Al intervenir en el primer caso real o potencial, cambia su imagen. Ya no funciona darles la imagen de chivatos o chivatas; pasa a ser la imagen de valientes, son quienes se atreven. Eso provoca, por un lado, que más alumnado quiera formar parte del club de valientes violencia 0, que va creciendo continuamente. También provoca un desprestigio de quienes son agresores, que, lógicamente, es cuando rectifican y cambian hasta que ya el club de valientes no es necesario en la comunidad, porque toda la comunidad ya es valiente y porque los agresores han dejado de serlo como única vía que tienen para recuperar parte de un cierto prestigio en la comunidad.
Interpretaciones de estadísticas internacionales tan erróneas que equivocan correlación con causalidad, que explicamos con facilidad quienes hemos dado clases de estadísticas a alumnado de primeros cursos universitarios, afirman que los resultados educativos del alumnado dependen del nivel socioeconómico de las familias, de la diversidad cultural, la diversidad étnica, o del nivel académico del padre y sobre todo, de la madre. Toda interpretación basada en las evidencias científicas internacionales demuestra que eso es falso, que es pseudociencia y que es enormemente negativo, puesto que ejerce el efecto de profecía que fatalmente se cumple. Además, si eso fuera verdad, querría decir que es imposible que el alumnado con madres con bajo nivel educativo pudieran realmente triunfar en los estudios, lo cual contradice realmente la realidad que cualquiera puede ver. Además, puesto que las madres tienen bajo nivel educativo, sus hijas también lo tendrían según esta pseudociencia, también a su vez las nietas lo tendrían, etcétera, y nunca se solucionaría el problema.
En realidad, hay miles de escuelas que están solucionando ese problema con formación de familiares. Padres, madres, abuelas, tíos, incluso analfabetos, cuando se les ofrece la formación adecuada en evidencias científicas, logran una influencia sobre la mejora de resultados de sus hijos muy superior a la que generan quienes tienen título universitario. La formación dialógica de familiares es una actuación educativa de éxito porque se basa en un diálogo igualitario. No tiene razón el formador por su estatus de formador y los familiares no; tiene razón quien aporte argumentos y evidencias a ese diálogo.
Además de basarse en el diálogo igualitario, en ese diálogo intervienen las evidencias científicas de impacto social. Esta formación no es la típica que se hace en formación de familias, sino que incluye las evidencias científicas sobre cada uno de los problemas de que se trata. El citado derecho humano exige que familiares tengan el acceso a las evidencias científicas de impacto social precisamente que más influyen en sus propias vidas; en este caso, los resultados educativos de sus hijos. Por eso, parte de la formación dialógica de familiares está destinada a que sepan usar las plataformas científicas ciudadanas de acceso libre y gratuito en internet, para poder saber si una afirmación sobre educación o sobre género es una evidencia que mejora las vidas del alumnado o es un bulo que empeora esas vidas. También pueden ver a través de esas plataformas cuáles son las actuaciones educativas, las formas de organización del aula, de la convivencia, etc. de las que hay en el mundo, son las que generan los mejores resultados y también pueden ver si las que se están haciendo en sus escuelas son las mejores, son otras o son incluso algunas que las evidencias científicas han demostrado que no solo no mejoran, sino que empeoran los resultados.
Aparte de esa modalidad de formación dialógica de familiares, hay otras, y entre ellas, se destacan las tertulias dialógicas de literatura, de pintura, de matemáticas, de feminismo, y de muchas otras cosas. Las tertulias dialógicas también se basan en el diálogo igualitario y logran que personas de altísimos niveles de estudios y de bajísimos niveles de estudios se motiven por igual, y comprendan igual las mejores creaciones de la humanidad, los libros de literatura como la Odisea, el Ramayana, Las 10001 noches, los poemas de Safo, entre otros. También logran que alcancen conocimientos de mucho nivel sobre feminismo, sobre física y sobre otras materias como la música, y sobre otras cuestiones.
RAMÓN FLECHA
Profesor Emérito de la Universidad de Barcelona
Bibliografía
Flecha, R., Puigvert, L., & Racionero-Plaza, S. (2023). Achieving student well-being for all: educational contexts free of violence (10.2766/463854). NESET. European Commission’s Directorate-General for Education and Culture.
Gómez-González, A., Tierno-García, J. M., & Girbés-Peco, S. (2022). “If they made it, why not me?” increasing educational expectations of Roma and Moroccan immigrant families in Spain through family education. Educational Review, 1–20. https://doi.org/10.1080/00131911.2022.2121265
Rodriguez-Oramas, A., Morla-Folch, T., Vieites Casado, M., & Ruiz-Eugenio, L. (2022). Improving students’ academic performance and reducing conflicts through family involvement in primary school learning activities: a Mexican case study. Cambridge Journal of Education, 52(2), 235–254. https://doi.org/10.1080/0305764X.2021.1973374
Serradell, O., Ramis, M., De Botton, L., & Solé, C. (2020). Spaces free of violence: the key role of Moroccan women in conflict prevention in schools. A case study. Indian Journal of Gender Studies, 29(2), 161–173. https://doi.org/10.1080/09589236.2019.1620096
Abstract
Community involvement in schools can enhance educational outcomes. It introduces the Community of Learning (CdA) project as a pioneering example since 1978. We can categorize five types of community participation, prioritizing the educational modality as the most effective, based on scientific evidence. Additionally, Educational Actions of Success (AEE) such as Interactive Groups and the Violence-Free Brave Club, have shown how to improve both coexistence and educational results. Family training as a key tool, focusing on egalitarian dialogue and access to scientific evidence can drive educational improvement.