¡Atención! Leer el Evangelio puede provocar efectos secundarios no esperados aunque realmente beneficiosos para la sociedad, que no es lo mismo que provocar efectos primarios inmediatos para mantenernos agarrados a una aparente sociedad del bienestar. 

Como colegios católicos, intentamos llevar en nuestro corazón y razón de ser un mandato del amor, al estilo del de Nazaret. Somos herederos del «Haced lo que yo he hecho con vosotros» y “amad como yo os he amado” aunque la sociedad, la inercia, el miedo… nos pueda arrastrar a veces al “haced aquello que os haga sentir a gusto” y “amad sólo a los vuestros, y cuando os apetezca, un ratito”. 

Quién nos iba a decir que esta misión educativa, evangelizadora, sería tan sencilla de leer, como a la vez compleja de llevar a cabo. Y es que pensando en cómo miraba, atendía, tocaba, sanaba Jesús a la gente de todo tipo, clase, condición social, cultural, religiosa o situación vital, hoy no nos debería dejar indiferentes. Cada mañana somos llamados a ser espacios donde poder reflejar ese amor incondicional, ese abrazo universal que reconoce a cada una de las personas como hijas de Dios, sea quienes sean, estén en el momento en el que estén.

Qué importante es ser conscientes de que el mundo necesita, más que nunca, espacios de acogida, de hogar, de misericordia y fraternidad. Lugares donde se hable y ensaye el perdón, el diálogo, el agradecimiento desde muy temprana edad, convirtiendo la cerrazón en una apertura a la vida. Qué impresionante darnos cuenta de la confianza que ha puesto el Señor en cada uno de nosotros para ser su reflejo en los que nos rodean. No nos podemos permitir hoy ser otra cosa, porque si dejáramos de ser espacios de encuentro, espacios abiertos a todos, sumando la riqueza que supone que seamos de tal diversidad de lugares, historias, circunstancias, dejaríamos de ser lo que estamos llamados a ser, dejaríamos a un lado nuestra identidad, autenticidad y originalidad y todas las ….”-ad”. Qué sencillo de leer, qué reto al ponerlo en práctica y qué complicado de organizar cuando tienes los recursos que tienes y te sientes como el profeta: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!(1)

Nosotros creemos en una educación que no solo enseña con palabras, sino con vidas que han sido transformadas y tocadas por un “Sí” primero. En cada aula, en cada patio, en cada rincón de nuestros colegios, queremos ser espacios donde la gente pueda ser quien es y quien está llamada a ser. Desde el primer profesor que entró hace años, hasta el último alumno de Educación Infantil que acaba de llegar de otro país y que se nos “deriva” y llega a mitad de curso. Se nos llama a que cada persona podamos ser valoradas al estilo de Jesús, ser un reflejo vivo del Evangelio, un lugar donde la diversidad enriquece, y donde todos puedan encontrar su lugar en el mundo. Qué importante que se cuente contigo, conmigo y que podamos poner lo mejor de cada uno; hasta cuando “sólo” nos da la sensación de tener dos peces y cinco panes, o un aula TEA y dos de “diver”, o una sonrisa al llegar o un mantenerse y creer en el que tienes delante aunque solo en su apariencia haya gritos, confusión, dolor o faltas de asistencia. 

Qué suerte saber que se nos llama a decir sí, a decir hola, bonjour, hello, привіт  y que se nos da la fuerza para continuar siendo fieles para lo que se nos creó: “ser signos del Dios vivo. Jesús no hizo excepción en las personas, y como sus seguidores, tampoco nosotros podemos hacerlo. Nuestro compromiso con la inclusión, mejor dicho con la fraternidad, es nuestra razón de ser, es el reflejo más fiel de nuestra fe. “Haced lo que Él os diga”. 

Que cada día, cada gesto, cada decisión, cada apuesta sea para poner en el centro a todo tipo de persona, lengua y condición en nuestros colegios, sea un «sí» rotundo a la acogida, a que los otros estén bien y se sientan amados, un sí a la inclusión. Gracias Señor por ser quienes somos, por estar donde nos envías, por educar con nombre propio, en tu nombre. 

   

 DOLORS GARCÍA
Directora del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas Nacional.

[1]Is 38,14

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