SARA GARRIDO
Profesora de ESO y Aula de Enlace del colegio FEC Luz Casanova, Madrid
El primer día de colegio siempre es complicado, pero para algunos alumnos el desafío es aún mayor. Imagina comenzar desde cero en un país cuya cultura es diferente a la tuya. Ahora imagina que lo haces en ese mismo entorno desconocido, pero sin poder comunicarte ni entender lo que sucede a tu alrededor porque desconoces hasta las letras. Eso es lo que experimentan los alumnos que llegan a un Aula de Enlace.
Desde el primer día que entran a formar parte de nuestra pequeña familia, mi propósito y el de mis compañeros de Enlace es crear un ambiente de seguridad que facilite la adaptación y les permita integrarse con éxito en el sistema educativo. A pesar de la falta de recursos de las familias, nos centramos en el desarrollo de la competencia comunicativa con material adaptado a las necesidades individuales de cada alumno y al currículo del curso al que pertenecen. En clase, tenemos alumnado desde 3º de Primaria hasta 4º de Secundaria, lo cual es todo un desafío y requiere de una elaborada planificación previa.
Nuestro alumnado proviene de todos los rincones del mundo: China, Uganda, Nepal, Brasil, Filipinas, Pakistán, Ucrania y algunos de Bangladesh. Cada uno aporta una riqueza humana única, pero también representa un gran desafío: superar las barreras culturales para adaptarse a su nuevo hogar. Tengo la suerte de trabajar en el Aula de Enlace desde hace tres años y todavía hoy me emociono cuando llegan alumnos que se sorprenden de que salga agua corriente del baño, que se quitan sus zapatos porque en el cole de su aldea era lo normal o que no se duchan diariamente porque no saben que ese recurso está disponible, aunque no llueva. Cabe también destacar algunos logros como el de un alumno de Nepal que solo ha estado dos meses con nosotros y que ha pasado de no entender nada, a hablar de forma bastante fluida. Todos tienen algo en común: las ganas de aprender.
Para facilitar su integración, organizamos al alumnado en grupos heterogéneos, combinando aquellos con mayor dominio del idioma, con los que necesitan más apoyo. Este entorno colaborativo favorece el aprendizaje mutuo y el desarrollo de sus habilidades lingüísticas y personales. Cada día, revisamos estructuras y conceptos clave en diferentes áreas a través de las tecnologías digitales de las que disponemos en el centro, garantizando una base sólida para todos.
Una vez que el alumnado termina su estancia con nosotros, reciben apoyo adicional a través de grupos de compensatoria en Educación Primaria, o de desdoble de Matemáticas y Lengua en Educación Secundaria Obligatoria, donde también coinciden conmigo. Intentamos colaborar estrechamente con los profesores de su aula de referencia para asegurar una integración gradual y efectiva. Los alumnos comienzan asistiendo a materias prácticas como Educación Física o Música, aunque también tienen la oportunidad de participar en clases que despiertan su interés como Inglés, Francés o Matemáticas, según sus conocimientos previos y motivaciones.
La interacción con otros alumnos, muchos de los cuales provienen de familias inmigrantes o han pasado ya por esta experiencia, es esencial en este proceso y sin su colaboración no sería posible, ya que juegan un papel crucial en esta adaptación.
Esta experiencia es un viaje compartido lleno de desafíos en el que cada pequeño paso hacia la inclusión de nuestros alumnos es celebrado con orgullo. La conexión que establecemos con ellos refleja el profundo compromiso que ponemos en cada aspecto de nuestro trabajo, y cada uno de sus logros nos recuerda cada día por qué es tan gratificante dar clase en el Aula de Enlace.
En los últimos años, nos estamos encontrando con un gran número de alumnos y alumnas que se incorporan de forma tardía a nuestro centro escolar.
Algunos de estos alumnos vienen de otros centros en los que no se encuentran bien por diferentes motivos, otros vienen por traslado de domicilio junto a sus familias, pero la gran mayoría se incorpora en los meses de enero y febrero y vienen de diferentes lugares de América Latina. El motivo es que, en estos países ha finalizado el curso escolar y vienen a nuestro país en dichas fechas.
Siempre que se incorpora algún alumno de forma tardía, el primer paso es realizar una evaluación inicial de las materias instrumentales básicas (Lengua, Matemáticas e Inglés). En líneas generales, nos solemos encontrar con un desfase curricular importante, ya que estos alumnos vienen de planes educativos muy diferentes a los nuestros. Si el desfase es superior a dos cursos escolares, los matriculamos en un curso por debajo de su edad, siempre informando a la familia del resultado de la evaluación inicial.
Una vez matriculados, nos enfrentamos a desafíos importantes, tanto para el alumno, como para el centro.
Para el alumno, porque no solo tiene que adaptarse a una nueva cultura, forma de hablar, lenguaje diferente, nuevos compañeros… sino que también tiene que hacer un gran esfuerzo para tratar de desarrollar sus competencias. Muchas veces le faltan los conocimientos y destrezas previos. Se encuentra con un curso avanzado, con chicos y chicas que ya se conocen e interactúan entre ellos y, además, le falta entender muchas palabras, formas de expresar, modo de ser de los españoles…
Para el centro, la administración no proporciona recursos extra para apoyar a este alumnado y se tiene que hacer frente con los apoyos ordinarios y con el esfuerzo de los educadores, que siempre tratan de sacar adelante a cada uno de sus alumnos.
En nuestro colegio tenemos ejemplos de todo tipo: en abril de 2023, se incorporaron dos hermanas procedentes de Venezuela. Ambas con un desfase curricular importante. Su capacidad de esfuerzo y ganas de trabajar, junto con el apoyo de cada uno de los docentes del centro, ha hecho que ambas superen el curso 2023-24 con buenas notas y los objetivos conseguidos. Ambas se han adaptado muy bien al centro y sus compañeros las quieren mucho, estando integradas en el aula como si llevaran muchos más años en el colegio. Ambas alumnas promocionaron el curso pasado con una nota media de 7 y están perfectamente integradas. Sin embargo, en mayo del 2024 se incorporaron dos hermanos procedentes también de Venezuela que no han tenido una adaptación tan buena. Les está costando abrirse al resto de los compañeros y docentes de centro, así como seguir la dinámica de clase, ya que no tienen adquiridos los niveles básicos de diversas competencias, necesarios para desenvolverse con éxito en el aula.
Ambos ejemplos muestran las diferentes caras de una misma moneda. Desde el centro entendemos el cambio que supone para estos niños y niñas, y la dureza del proceso de adaptación que tienen que vivir. Por ello, tenemos mucha paciencia con ellos, preocupándonos, en primer lugar, por su estado emocional. Lo primero que nos preocupa es que se encuentren bien en el colegio, tranquilos y seguros, que vayan desarrollando confianza con un círculo de amigos que les aporten seguridad y esas interacciones sociales que son tan necesarias para ellos.
Trabajamos coordinadamente con las familias para intentar que vayan adquiriendo las competencias necesarias para afrontar con éxito los aprendizajes del curso en el que están. Hace falta mucho apoyo en el centro y en casa para conseguir nuestros objetivos.
La buena voluntad, el deseo de ver crecer a nuestros alumnos y el esfuerzo conjunto consiguen grandes logros de los que nos sentimos muy orgullosos.
FUNDACIÓN EDUCACIÓN CATÓLICA (FEC)