
Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.
Teresa de Calcuta
Hay poemas que condensan en unos versos toda una filosofía educativa. Estas palabras de Teresa de Calcuta nos recuerdan que la tarea de orientar no es decidir por otros, ni trazar un camino ajeno, sino dejar una huella capaz de acompañar cada vuelo, cada sueño y cada vida. Esa es la esencia de la orientación académico-profesional: no se trata de imponer un destino, sino de ofrecer brújulas para que cada alumno pueda elegir con libertad en medio de la complejidad del mundo actual.
Imaginemos a un joven que se enfrenta a su futuro: preguntas, incertidumbres, ilusiones y miedos se entrecruzan. En ese momento, la orientación no puede ser un trámite aislado ni una charla de última hora. Tiene que ser un proceso sistémico, presente en todas las etapas educativas, en todas las materias y en todas las experiencias de la vida escolar. Orientar de forma sistémica es mucho más que ayudar a elegir estudios; significa comprender que cada decisión está conectada con un entramado de factores: la familia, la sociedad, el mercado laboral, los cambios tecnológicos, los valores personales… Los docentes, tutores y orientadores, desde su huella cotidiana, ayudan a que los alumnos aprendan a leer esa red de influencias sin perder de vista lo más importante: su libertad para construir un proyecto propio.
Uno de los mayores regalos de la orientación es invitar a los jóvenes a soñar su propósito. Más allá de pensar en “qué carrera tiene más salidas”, lo esencial es
preguntarse: “¿qué me apasiona?”, “¿qué me mueve?”, “¿qué quiero aportar al mundo?” Soñar no es ingenuidad, es proyectar un horizonte que da sentido al esfuerzo presente. El propósito educativo actúa como la huella que perdura en cada decisión, como la chispa que hace que el vuelo del alumno sea suyo, pero inspirado en las enseñanzas recibidas. Los orientadores y docentes no ofrecen sueños prefabricados, sino el coraje de atreverse a soñar. La huella de la orientación se refleja en un proceso que lleva al alumno a tomar conciencia de que su vida es un proyecto en construcción, a explorar sus talentos e intereses a través de experiencias que le permitan equivocarse y aprender, y, finalmente, a asumir con responsabilidad sus elecciones, entendiendo que decidir no es cerrar un camino para siempre, sino adquirir la capacidad de elegir con criterio a lo largo de toda la vida.
Los docentes enseñan a volar, soñar y vivir, pero cada alumno lo hará a su modo. Vivimos rodeados de mensajes contradictorios: “elige lo que tenga futuro”, “no pierdas el tiempo”, “sé práctico”, “sigue tus sueños” … Ante esta confusión, los jóvenes necesitan brújulas, que no son mapas cerrados, sino competencias que permiten orientarse en un mundo incierto: pensamiento crítico, gestión emocional, creatividad, ética y capacidad de adaptación. Con ellas, los alumnos aprenden a trazar su propio rumbo con autonomía.
El poema nos lo advierte: los vuelos y los sueños de los alumnos no son los nuestros. Por eso, la orientación debe ir más allá del aula, hacia experiencias que los acerquen a la vida real: proyectos de aprendizaje-servicio, prácticas en empresas, voluntariado, charlas con profesionales, prácticas en entornos reales, encuentros con antiguos alumnos… Cuando el aprendizaje se conecta con la vida, el alumno no solo recibe información sobre opciones académicas o laborales, sino que ensaya, en un entorno seguro, cómo tomar decisiones y cómo poner a prueba su propósito.
La huella de la orientación se refleja en un proceso que lleva al alumno a tomar conciencia de que su vida es un proyecto en construcción, a explorar sus talentos e intereses, y, finalmente, a asumir con responsabilidad sus elecciones. Ojalá que en estas páginas de Educadores encontréis muchas ideas, experiencias y proyectos que ayuden a nuestros alumnos a alzar su vuelo.
IRENE ARRIMADAS GÓMEZ
educadores@escuelascatolicas.com
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