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Porque ya estamos salvados, aunque solo en esperanza; y es claro que la esperanza que se ve no es propiamente esperanza, pues ¿quién espera lo que tiene ante los ojos? Pero si esperamos lo que no vemos, estamos aguardando con perseverancia (Rm 8, 24-25).

Con esta cita de San Pablo introducimos el monográfico de la revista Educadores dedicado a las Jornadas de Pastoral organizadas desde Escuelas Católicas en el curso 2021-22 con el lema “Tiempo de esperanza”. 

Sentir que es el Señor quien nos salva, libera y alienta en nuestro camino, sin ver las cosas con claridad ni tener seguridades, solo certezas, es todo un arte. 

Cerrar los ojos en momentos intensos, tragar saliva y respirar profundamente percibiendo su acción bondadosa en el camino, es todo un regalo. 

Vivir la cotidianidad y los gestos sencillos como lugar privilegiado de encuentro, jugar con la rutina poniendo a prueba nuestra fidelidad, coherencia y corresponsabilidad a Aquel que nos ama y nos sueña amando como Él mismo hizo, es todo un reto. 

Educar en clave de esperanza es fomentar la pasión por lo que es posible y recordar que, ante un mundo y una humanidad a veces tan desesperantes y sin manual de instrucciones, es bueno tener presente en comunidad creyente que siempre hay motivos para esperar, motivos para hacer realidad la dignidad y derechos humanos, motivos para continuar construyendo la fraternidad y cooperación. Merece la pena permanecer repensando una tecnología que llegue a todos y donde la ecología sea cada vez más integral. Merece la pena esperar educando a tiempo y a destiempo por la paz y la “cuidadanía”, promover la cultura y abrirnos a la riqueza del Dios con más nombres.

Creemos en Alguien que empuja cada uno de nuestros pasos recordándonos que todo depende de Él y que “nada es imposible para Él”; eso sí, que cuenta con nosotros para hacerlo realidad. 

Apostar por la esperanza es poner en práctica un estilo de vida que nos mueve y conmueve con lo que estamos viendo y viviendo, independientemente de cómo nos gustaría que fuera, y más allá del resultado que obtengamos de las acciones que hayamos decidido emprender para intentar transformar nuestra realidad. 

Movernos al aire del Espíritu nos hace entrar en una clave muy fina de realismo esperanzado o de esperanza muy realista que nos empuja, sin lugar a dudas, a dar pasos hacia lo que realmente merece la pena. ¿Y dónde está esto? ¿Hacia dónde debemos ponernos en camino? ¿Cómo lograrlo? ¿…? Lo que sí sabemos es que debemos estar atentos al susurro de Su presencia en nosotros a través de: escucha, silencio, reflexión y… acción valiente junto con otros. Debemos abrirnos a la novedad que nos trae el encuentro. 

No nos cansemos de apostar por espacios donde se nos recuerde que Dios cumple su promesa, que su Pacto es el primero y el que nos inspira a hacer lo mismo que vemos en Él. 

Agradecemos a todas las personas que han participado en las jornadas: los ponentes, los grupos que hay detrás del portavoz de cada experiencia, los ecos que nos han llegado de nuestras comunidades educativas, los autores de las firmas… A lo largo de la siguientes páginas podréis encontrar dos artículos de los ponentes de las jornadas que enmarcan el concepto de la esperanza en clave creyente y cinco testimonios, uno sobre cada una de las áreas del Pacto Educativo Global, que esperamos que nos animen y alienten para hacer realidad la acción evangelizadora en nuestros centros. Desde el Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas agradecemos a cada una de las personas que han dedicado su tiempo a sembrar “Tiempo de esperanza” en este complejo curso. 

Un agradecimiento muy especial a ti que estás leyendo estas líneas y que has decidido poner al servicio de la educación todos tus dones y miras con cariño al alumnado, buscador de vida, con sed de lo profundo y que te convierte de experto en sencillo aprendiz.

A vosotros que intentáis mantener la llama encendida en medio de tizas, ordenadores, lápices, integrales, derivadas, abecedarios, claustros, actos de graduación, reuniones… y apuntáis con vuestro trabajo callado la vida y la luz que hay dentro de los que os rodean.   

A cada uno de nosotros que en medio de las dudas y preocupaciones intentamos ser capaces de levantarnos y transmitir que el futuro aún está en nuestras manos y que puede acabar bien.

A todos… los que en este curso habéis hecho posible el ser Escuelas Católicas. Continuemos juntos creyendo en los sueños. Este será siempre un muy buen indicador de que, aquí y ahora, vivimos y somos esperanza. ¡Gracias!

 

 

Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas
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