Es comúnmente aceptado que, en el proceso de acompañamiento del alumnado hacia la incorporación a la sociedad en la que vive, la escuela tiene un papel fundamental en la construcción de relaciones positivas. Desde el punto de vista educativo, podremos velar por el bienestar físico y emocional de nuestro alumnado y en la prevención de la violencia siempre y cuando tengamos un enfoque basado en el cuidado. Por ello, las instituciones educativas deben favorecer el desarrollo integral de cada alumna y alumno, asumiendo la responsabilidad de educar en el cuidado y para el cuidado.
La situación del clima escolar en España es positiva, como apuntan los datos del último informe PISA (2018). Considerando el sentimiento de pertenencia como un indicador relevante para evaluar cómo percibe y valora el estudiante su entorno escolar y cómo este afecta a su vida académica, el informe concluye que España es el país de la Unión Europea en el que el alumnado declara un mayor sentimiento de pertenencia. Estos resultados son fruto del continuo trabajo que se viene desarrollando en nuestro país en convivencia. Sin embargo, no podemos dejar de insistir en la importancia de seguir mejorando los sistemas de cuidado en el entorno escolar que se vienen desarrollando en los últimos años.
Por todo ello, una de las apuestas del Ministerio de Educación y Formación Profesional ha sido la reanudación de las actividades, en noviembre de 2020, del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, presidido por la Ministra de Educación y Formación Profesional. Este reúne a todos los sectores de la comunidad educativa a nivel nacional dentro del ámbito de la convivencia escolar, incluidas las comunidades autónomas.
Este observatorio permite no solo fórmulas de actuación como órgano de observación, análisis, asesoramiento, seguimiento y difusión de actuaciones en relación con la convivencia escolar, sino también realizar actividades de recogida, promoción y divulgación de otras acciones relacionadas.
Desde la reanudación de la actividad del observatorio se han puesto en marcha actuaciones que, sin lugar a dudas, mejorarán este ámbito, destacando la realización de un Estudio Estatal de Convivencia Escolar en Educación Primaria y la puesta en marcha de dos grupos de trabajo: el de ciberconvivencia y el de bienestar emocional.
Durante el año 2021 se configuró un instrumento técnico testado y válido para identificar el estado de la convivencia escolar en Educación Primaria. En el primer semestre de 2022 se ha realizado el pilotaje de este instrumento y la aplicación se realizará durante el último trimestre de 2022 a una muestra de centros incluyendo alumnado, profesorado, equipos directivos, familias y equipos de orientación. Los resultados de este estudio serán publicados en el primer semestre de 2023 con el objetivo de analizar la calidad de la convivencia en nuestro país, así como los obstáculos que la impiden, para diseñar nuevos modelos de cuidado de las relaciones e interacciones.
El Grupo de Trabajo de Ciberconvivencia en el que participan las distintas administraciones educativas, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), sindicatos de personal docente y no docente, y representantes de asociaciones de familias y estudiantes, ha elaborado unas “Recomendaciones para trabajar la ciberconvivencia en los centros educativos” que serán presentadas en la sesión del pleno de este órgano colegiado.
Además, el Grupo de Trabajo de Bienestar Emocional, constituido por representantes de todos los sectores que forman parte del observatorio, está elaborando una “Guía de cuidado y promoción del bienestar emocional en los centros educativos”, que contendrá una parte teórica para el profesorado y también fichas de trabajo para el alumnado divididas por etapas educativas.
La creación de espacios de diálogo igualitario entre la diversidad de nuestro alumnado, el respeto y la igualdad frente a la marginación y la exclusión, así como la igualdad y no discriminación, son objetivos prioritarios en las acciones del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Los centros educativos son y han de ser espacios protectores, de cuidado y de convivencia, en los cuales la tolerancia y el respeto sean el marco en el que los procesos educativos y las relaciones interpersonales puedan desarrollarse con seguridad.
MÓNICA DOMÍNGUEZ GARCÍA
Directora General de Evaluación y Cooperación Territorial
Ministerio de Educación y Formación Profesional